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El arroz, un cultivo tradicional que siempre da batalla

Las malezas y la oscilación de los precios internacionales arrinconaron a este grano, cuya producción es un sello distintivo del centro-este santafesino.

Quien transita la ruta 1 orillando el Paraná se encontrará, a la altura de la localidad de San Javier, con los sembradíos de arroz, un cultivo que, si bien no tiene demasiada superficie productiva en la provincia, es tradicional de esa zona y puede ofrecer posibilidades de desarrollo profesional para los ingenieros agrónomos santafesinos.

Noel Dopazo (MAT 3/0183) estudió en la facultad de Ciencias Agrarias de Esperanza, donde se recibió en el año 2013. Trabajar con el arroz es, en su caso, un sello familiar, ya que su padre también era productor. “Vengo de una historia familiar relacionada con el arroz, mi papá era productor y por eso dentro de la facultad estuve trabajando en la cátedra de diagnóstico y tecnología del agua, con el foco en la producción de la zona de San Javier y Alejandra”, dijo la profesional, que tras comenzar a trabajar en la empresa familiar se sumó a la delegación de San Javier del ministerio de Producción en los años 2014 y 2015, cuando se enfocó en un programa de mejoramiento genético. Entre 2018 y 2019 Dopazo se ocupó de Buenas Prácticas Agropecuarias, para volver al ministerio hasta la actualidad.

Una historia cambiante

El arroz, un cultivo tradicional del centro-este provincial, se hace bajo riego y para eso precisa la extracción de agua desde un río como el San Javier: “se necesita un caudal abundante de agua para el riego”, explica la profesional, quien detalló que el cultivo venía creciendo hasta el año 2012, cuando la producción llegó a cubrir unas 50 mil hectáreas a nivel provincia. Luego comenzó a decaer por una maleza a la que llamada arroz colorado, que tenía una tecnología que la combatía que perdió efectividad cuando la maleza se volvió resistente.

“A partir del año 2012 se rompe la resistencia de la maleza a estos herbicidas y la producción comienza a decaer ya que se multiplicaban los lotes muy infectados, lo que a su vez generó una disminución del rinde por hectárea”, señaló, para agregar que a partir de ese momento comenzó un declive que se detuvo en parte durante los dos últimos años, como resultado de una mejora de los precios del grano. Eso hizo que se recuperara superficie cultivada (hoy la provincia está en torno a las 30 mil hectáreas), aunque en el camino desaparecieron muchos productores chicos.

Desafíos a futuro

En la actualidad el problema con el arroz colorado sigue, en parte por limitaciones naturales y de manejo. “No nos da para hacer rotación con soja, el tipo de suelo no nos lo permite en esta zona. El productor fue adoptando un poco la rotación el grama rhodes, una pastura que se usa para hacer rollos para poder así diferir el pasto para el invierno. Es una forma de ocupar el lote, pero no es la rotación ideal, es lo que nos permite el suelo”, detalló Dopazo.
También se buscó incorporar algunos lotes de maíz y el trigo en pequeñas cantidades, de manera de buscar que, si no se puede hacer arroz, se pueda reemplazar por algún otro cultivo, además de la rotación con ganadería. “El productor se dio cuenta que el monocultivo de arroz no iba y empezó a buscar la vuelta, sea con otros cultivos o con ganadería”, sintetizó la ingeniera agrónoma.

Expertise y formación

En ese punto, aparece la importancia de contar con el asesoramiento de un profesional: “cuando se cayó la tecnología, hubo críticas por el mal uso y se empezó a tratar de buscar alternativas a nivel profesional para mejorar el control de la maleza. Hoy se está esperando, hay en cartera algunas variedades o híbridos que van a incorporar una nueva tecnología con resistencia a otros grupos de herbicidas y eso sería un gran aliento para seguir la producción y poder así crecer en hectáreas”, dijo la profesional.

Para Dopazo, desde las facultades faltaría introducir “un poco más” de conocimientos sobre el cultivo de arroz dentro de las distintas cátedras: “por lo general, la carrera brinda un conocimiento amplio, pero luego cada uno debe especializarse en lo que se quiere dedicar. En lo relativo al arroz, he tomado cursos en la facultad de Oro Verde, donde se dedican un poco más al cultivo”. “Hay mucho contacto con el INTA de Concepción del Uruguay que es una zona arrocera, así como también con el INTA Corrientes. Ahí están más con eso y trabajan asociados con Proarroz, hacen muchas jornadas que sirven para actualizar conocimientos”, agregó.

El clima, en agenda

Los factores climáticos son clave para todos los cultivos y el arroz no es la excepción, ya que precisa condiciones específicas de riego para poder evolucionar de manera correcta. “Hoy los dos eventos, sean Niño o Niña, complican de una manera u otra. Si hay sequía -que es lo que venimos viendo- se generan problemas en el caudal del rio porque lógicamente es menor y eso repercute en el riego. Fue un problema el año pasado y este año probablemente pase lo mismo” razonó la ingeniera agrónoma.

El Niño, si bien aporta lluvias, también trae muchos días nublados: “el cultivo necesita mucha radiación y la falta de sol también afecta su rendimiento final. Hay que tener un justo equilibrio, porque un exceso de agua afecta a la planta también ya que se pierde rendimiento si la flor queda bajo el agua”.

Una oportunidad para los profesionales

En opinión de Dopazo, de familia arrocera, este cultivo típico del centro-este santafesino “puede ser una linda ventana laboral” para los profesionales de la agronomía, aunque no se trata de una producción fácil ni tan común en esta zona del país.

“No es un sector fácil y tampoco abundan las oportunidades, pero es una apertura posible para el trabajo agronómico. Vemos muchos jóvenes recién recibidos que hacen su camino pero que a veces toman esto como algo pasajero, son pocos los que se quedan en la zona como profesionales para dedicarse al cultivo. Pero es un lindo lugar para trabajar, hay que ser algo apasionado de este cultivo porque se hace en verano y lleva su tiempo de recorrido en el agua”, enumeró la experta.

En relación a lo que puede traer el futuro, Dopazo señaló que por el momento el arroz “tiene buena rentabilidad” en cuanto a sus precios, pero que por las oscilaciones de la oferta mundial se estima que esos valores van a disminuir. Otra cuestión para tener en cuenta es el control de malezas, para saber si saldrán variedades resistentes a otro paquete de herbicidas, lo que ayudaría a aumentar la superficie del cultivo.

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