Institucional

Taller IV, un seminario para acercar a los estudiantes al ejercicio profesional

La actividad, destinada a alumnos de final de carrera, pone el acento en la obligación de la matriculación y en la jerarquización de la profesión.

Aguzar la escucha, acercar las partes, compartir experiencias. Aprender, tejer lazos y reforzar los espacios donde se construye comunidad e institucionalidad. Todo eso, y más también, es el seminario Taller IV que cada año el Colegio de Ingenieros Agrónomos de Santa Fe (Ciasfe) y la facultad de Ciencias Agraria de la UNR organizan para los estudiantes de cuarto y quinto año de la carrera, que tienen la oportunidad de empezar a palpitar qué significa ser y trabajar como ingeniero agrónomo, cuáles son las principales obligaciones profesionales y cuáles las fortalezas de entender que, si se trabaja en grupo, las ventajas serán siempre mucho mayores a las desventajas.

Este año, el seminario adoptó una nueva metodología para mejorar la interacción entre docentes y representantes del Colegio y los estudiantes, que contaron con herramientas digitales para volcar sus opiniones, además de los encuentros presenciales que tuvieron lugar en la sede de Zavalla. “Buscamos que funcionen como disparadores para la interacción y ayuden a responder preguntas que nos hacemos todos los días relacionadas con la profesión” dijo Marcela Sibuet (MP 82-2-0660), del Consejo Directivo del Colegio.

La matriculación, el primer paso

La abogada Ana Clara Manassero, en un primer encuentro con los estudiantes, fue la encargada de explicar la importancia de que los nuevos profesionales se matriculen y pasen a formar parte (y a estar amparados por) el Ciasfe, un paso clave para reforzar la institucionalidad del Colegio y de la profesión. Entre las funciones primarias de los colegios profesionales están la de funcionar como contralor del ejercicio de las profesiones, llevar el registro de matrícula, velar y proteger los intereses colectivos o de grupo de sus matriculados, fomentar el continuo desarrollo intelectual y velar por la protección de las incumbencias profesionales.

Los Colegios también colaboran con los matriculados en el ejercicio de su profesión, a través de vinculaciones con otros actores sectoriales y estatales y capacitaciones sobre temas específicos que permiten mantenerse actualizados. “Tener matrícula es el primer paso para poder ejercer de manera legal la profesión. Es el pasaporte para poder ejercer como ingeniero agrónomo. Ejercer sin estar matriculado está penado” resaltó Mariela Allegro (MP 82-2-0278), la vicepresidenta del Ciasfe.

Un camino hacia el pensamiento crítico

A la par de las cuestiones formales claves que hacen al ejercicio de la profesión (como la matriculación) desarrolladas durante la primera jornada, Taller IV es también un espacio pensado para abrir el debate e intercambiar ideas entre profesionales con recorrido y estudiantes del final de la carrera. Ricardo Biani (MP 82-2-0693), el presidente del Colegio, abrió la segunda jornada con una pregunta: ¿Por qué nuestra sociedad parece destinada a repetir modelos sin cuestionarlos? Las respuestas de los estudiantes, que ya habían llegado a los organizadores a través del soporte paddle, fueron muchas y variadas: búsqueda de rentabilidad, inmediatez, tradición o costumbre, falta de información, zona de confort, miedo, simplificación, facilismo, ausencia de políticas claras y estables, presiones y marcos jurídicos pobres.

“Nuestro objetivo como Colegio es jerarquizar la profesión. Un ingeniero es, por definición, alguien que transmite conocimientos y habilidades. Por un lado, eso debe hacerse de manera regulada, dentro de un marco jurídico claro. Por el otro, es importante instalarnos en un pensamiento crítico y basarnos en datos y no en anécdotas”, explicó Biani.

La voz de los estudiantes    

Tomando la posta de lo que significa la oportunidad de contar con un espacio de debate abierto, los estudiantes de cuarto y quinto año que participaron de Taller IV dijeron, desde su experiencia, cuáles son algunas de las opciones para avanzar en su camino profesional: razonar como grupo y no desde las individualidades, no confiar en el instinto, buscar evidencias científicas, evitar las falacias, avanzar desde el conocimiento y no desde la opinión son las claves para una carrera profesional basada en el pensamiento crítico apoyado en tendencias, y no en incidentes.

En el intercambio entre estudiantes y profesionales surgieron temas interesantes, como la existencia de áreas de trabajo silenciosas o muy poco conocidas como la de los productos domisanitarios (de uso muy corrientes y con escaso control profesional) y el cuestionamiento que reciben los profesionales en torno al tema de las aplicaciones de fitosanitarios, un tópico sensible a nivel social. “Pocas veces se escucha la voz de un ingeniero agrónomo sobre esto, no somos consultados, se habla desde la ignorancia y no nos consideran referentes”, repitieron varios alumnos.

Jerarquizar la profesión, la clave

¿De dónde viene esta percepción que, demasiadas veces todavía, los ingenieros agrónomos no ocupan los lugares profesionales para los cuáles se formaron? Según Allegro: “nos falta hacernos más visibles y no dejar que otras profesiones entren en nuestras incumbencias”.  A eso Biani le sumo el “raquitismo” jurídico que rodea a la profesión, que sólo ha logrado hasta ahora un marco legal claro en relación a las aplicaciones. “Desde el Colegio, junto a ustedes, queremos ocupar todos estos espacios, representar a este cuerpo de profesionales, ser corporativos y defender juntos el ejercicio responsable de la profesión”, agregó.

Biani recordó que los ingenieros agrónomos son garantes de los bienes comunes como el suelo, el agua y el aire. “Somos los gestores de esos bienes comunes, ahí siempre tiene que haber un profesional diciendo qué está bien, y qué está mal”.

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