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Fertilizantes: ante la crisis global, llegó la hora de los diagnósticos.

La guerra entre Rusia y Ucrania provocó una fuerte alza del precio de los fertilizantes y también dificultades para su aprovisionamiento. La estrategia agronómica y las buenas prácticas se vuelven el mejor aliado en la próxima campaña. La importancia del muestreo por ambiente para realizar una aplicación eficiente.

El manejo agronómico es clave en todo momento para ser más eficientes, efectivos y eficaces en el planteo agropecuario. En momentos críticos como puede ser un escenario de faltante de fertilizantes como el que asoma para la próxima campaña producto de la guerra entre Rusia y Ucrania, marcará la diferencia entre un lote y otro.

Si bien en los últimos 12 meses los aumentos de costos de los fitosanitarios han sido extraordinarios, con productos que subieron 50% y 60%, y los glifosatos entre 140% y 180% en dólares, el tema que más preocupa son los fertilizantes. El precio de la urea se incrementó 170% y el de PDA 155% en los últimos 15 meses en dólares, según se detalla en el último informe de Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (Fada).

Más allá del precio, inquieta el posible desabastecimiento de fertilizantes por la guerra de Rusia y Ucrania. Es que el país es un gran importador de este insumo. En 2020, Argentina importó el 61% de la oferta doméstica de fertilizantes nitrogenados y el 79% de los fosfatados. Si bien sólo el 15% de las importaciones de nitrogenados proviene directamente de Rusia, hay varias complicaciones extra. Por un lado, Rusia es exportadora de insumos para producir distintos tipos de fertilizantes en otros países, lo que podría impactar en el suministro de esos otros países, advirtió Fada.

Por otro lado, el costo de la urea tiene como uno de sus principales costos el gas, cuyo precio internacional ha subido sustancialmente y también hay dudas por el abastecimiento. Por último, ante el problema mundial de abastecimiento de fertilizantes, otros países han restringido exportaciones para garantizar la demanda doméstica.

Estrategia

El ingeniero agrónomo Sergio Montico (Mat. 82-2-0636), docente en las cátedras “Manejo de tierras”, “Evaluación de impacto ambiental” y “Teledetección y sistemas de información geográfica” en la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), señaló que la situación de escases de fertilizantes a nivel global llega con los suelos prontos a sembrarse con trigo o hacerse los barbechos para soja, maíz o cultivos de servicios, justo cuando “hay que tener especial cuidado porque hay que administrar un recurso escaso que es la fertilidad”.

“Ante esta situación, y para siempre, hay que cuidar la materia orgánica, la fuente de nutrientes del suelo. En la zona tenemos suelos que vienen de un par de años de sequía bastante marcada, terminamos esta campaña con los suelos de la zona con muy poca agua y necesitamos agua para que se movilicen los nutrientes, para que las plantas puedan capturar los nutrientes y hacerlo de forma eficiente”, explicó Montico, quien destacó que “se habla de uso eficiente de los fertilizantes no cuando se tiene fertilizantes, sino cuando se tiene agua”.

En ese sentido, el investigador en tecnologías de suelos y agua, manejo y conservación de recursos naturales, gestión ambiental y ordenamiento territorial, destacó que “las prácticas agronómicas que estén orientadas a optimizar el balance de agua y, al menos, a sostener el nivel de fertilidad de los suelos es lo que se recomienda ante está incógnita sobre cómo se van a manejar los precios de los fertilizantes”.

Montico advirtió que, en Argentina, es un problema la baja realización de diagnóstico de fertilidad. “Ya es casi un hecho que se va a comprar menos fertilizantes, así que tengo que saber cómo administro lo que tengo, optimizo el balance de agua y para eso tengo que ser más preciso con los diagnósticos. En los últimos dos años se ha estado haciendo muy poco muestreo de suelo, a lo sumo entre el 25 o 30% de la superficie está siendo muestreada. Es preocupante porque, si no muestreas, no sabes cuántos nutrientes tenés ni cuánto necesitas para poder sostener en adelante un cultivo que sea rentable”, detalló.

Para el ingeniero agrónomo no muestrear es como salir a la ruta sin saber cuánto combustible tiene el auto para llegar a destino. “Es algo que venimos arrastrando, estamos reponiendo muchos menos nutrientes del que consumimos, eso es una realidad y por eso hay un desbalance en general de los suelos de la región, en promedio”, indicó.

Diagnóstico por ambiente

Para a la campaña que se viene, Montico brindó algunas recomendaciones. En ese punto, propuso al menos hacer un diagnóstico por ambiente y a partir de esa diferenciación, avanzar con un diagnóstico de fertilidad orientado. “No toda la superficie del lote necesita la misma cantidad de fertilizantes, esto está vinculado a la agricultura de precisión. Ante esta realidad hay que ser más precisos en la administración de un recurso que va a ser escaso como el fertilizante. No puedo tirar de más, porque puedo afectar una napa o el recurso agua, ni tampoco tirar de menos porque me puedo quedar corto con lo que necesita el cultivo de un recurso que se va a poner caro”, señaló.

El investigador del Instituto de Investigaciones en Ciencias Agrarias de Rosario (Conicet-UNR) mencionó el concepto de cuatro R para fertilización, que tiene que ver con cuatro pilares: saber manejar la fuente, la dosis, la forma y la oportunidad. “Es algo que venimos manejando los agrónomos hace un tiempo, la fuente tiene que ver con qué tipo de fertilizante, lo que se llama grado técnico, cuánto tiene de nitrógeno, fósforo. La dosis es la cantidad que vas a usar. La forma es si lo pones debajo de la superficie del suelo o si complementas después cuando el cultivo está desarrollándose. Y después está la oportunidad, el momento ideal para hacerlo de acuerdo al tipo de cultivo y fenología”, detalló.

En suma, Montico resaltó que en especial en este momento de clara incertidumbre, pero en realidad para siempre, se recomienda a partir de un muestreo a conciencia para saber qué tenemos en cuento a la provisión de nutrientes: “Crear un diagnóstico correcto muestreado los suelos por ambiente que tiene relación con el balance de agua y utilizar la estrategia de cuatro R para ser más eficientes, efectivos y eficaces en la administración de la fertilidad a la luz de que esto se va a poner más inestable, incierto y caro”.

Todo esto hay que acompañarlo con prácticas adecuadas, buenas prácticas, que tienen que ver con el uso de rotaciones mixtas y de utilización de gramíneas en las rotaciones, para así mejorar la provisión de materia orgánica o sustrato para que se convierta en materia orgánica. “Utilizar cultivos de servicio, son prácticas que manejándolas bien van a ayudar a sostener los niveles de fertilidad”, enfatizó sobre este momento de crisis, que puede convertirse en una oportunidad para implementar una estrategia productiva de acá para adelante.

“En los momentos de crisis aparece la necesidad de reforzar estos conceptos. Aparece la oportunidad de reforzar la idea de diagnósticos, muestreos, prácticas adecuadas, estrategia. No podemos, a la altura del desarrollo de tecnología que tenemos, aplicar fertilizante a diestra y siniestra por una cuestión de costo, precisión técnica y responsabilidad ambiental”, subrayó Montico, para quien muchas veces la no realización de diagnóstico tiene que ver con la falsa percepción de que es caro, pero en realidad no es así: “Un análisis de materia orgánica puede salir 10 mil pesos, dos quintales de soja, y se hace para planificar mucho mejor una fertilización que lleva cientos de miles de pesos. Es nada con respecto a lo que me puedo ahorrar si tiro de más, o de menos. A veces se cree que con el análisis del año pasado alcanza, pero cuando uno va al médico para un chequeo no alcanza con los análisis del año pasado”.

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