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Escamonda y cableado eléctrico: una especialidad “rara” que exige dedicación y conocimiento

El mantenimiento del arbolado público es una especialización que requiere conocimientos no sólo técnicos, sino también normativos. Dentro de ese rubro de la ingeniería agronómica, el trabajo de escamonda en relación al cableado eléctrico es toda una especialidad en si misma que puede pasar desapercibida, pero que es clave para evitar problemas tanto de provisión de servicio como de buen estado del arbolado en general.

Así lo explicó Ana Schimpf, ingeniera agrónoma recibida en la Universidad Nacional de Entre Ríos especializada en este tipo de trabajos. “Cuando las ramas de los árboles tocan las líneas hay riesgo eléctrico y si hay lluvia puede haber descargas, lo que significa riesgo para las personas y para los inmuebles ante una posibilidad de incendio”, señaló, para agregar que recurrir a un ingeniero agrónomo es clave para saber qué, cómo y cuándo realizar la poda. 

Una especialización sui generis 

Para llegar a especializarse en la delicada interacción entre arbolado público y cableado eléctrico Schimpf recorrió un largo camino en el cual la experiencia práctica y el encuentro con algunos formadores pesó más que los conocimientos teóricos adquiridos durante los años de estudio. “Era todo enfocado en lo agrario en Entre Ríos y no había orientación hacia arbolado público, un tema al cual no se le daba mucha importancia”. 

Para suplir esa falta la ingeniera agrónoma hizo un curso de especialización en jardinería, una materia optativa pero que si se cursaba de manera adicional funcionaba como un pequeño curso de postgrado. Tras instalarse en Rosario, conoció al dueño de una empresa que precisaba un profesional para hacer poda en la Municipalidad.

“Ahí arranqué con esto, al principio no sabía mucho pero entre Ángela Villademoros y Carlos Vanucci me formaron y orientaron. A eso le sumé lecturas y bibliografía y terminé trabajando con esa empresa varios años”, contó. Luego comenzó a trabajar con la cooperativa Cotraser, especializada en trabajos de tendido eléctrico y mantenimiento y proveedores de la Empresa Provincial de la Energía (EPE). “Ellos se habían quedado sin ingeniero y me llamaron a mí”. Desde ese momento Schimpf trabaja allí con el foco puesto en el arbolado público.

“Básicamente mi formación fue desde la experiencia, con alguna lectura y asistencia en su momento a la comisión de arbolado, la ayuda de algunos profesionales y cursos, pero en lo general fue una formación bastante sui generis” dijo.

Trabajo en el terreno

Entre los ingenieros agrónomos que se dedican a arbolado público la gran mayoría desarrolla su labor en las áreas de Parques y Paseos, jardinería, viveros o parquizados. Según Schimpf trabajar en esa especialización “no da demasiada estabilidad laboral” ya que el año se reparte entre cuatro o cinco meses al año full-time y luego otra tanda de meses casi sin trabajo.

“Son cinco meses de trabajar sin descanso sobre todo los fines de semana, que es cuando la EPE hace más trabajos de mantenimiento. Pero luego cuando se terminan las licitaciones todo se para un tiempo, es algo determinado por tiempos burocráticos”, explicó.

Escenario normativo  

La escamonda de árboles que ponen en peligro el cableado, la seguridad de las personas o de los inmuebles está prevista y encuadrada por la ley de electroductos. “No tenemos problemas con la Ley del Árbol porque estamos amparados por la Ley de Electroductos, el marco bajo el cual hacemos nuestro trabajo”, señaló la especialista.

En el caso de la cooperativa para la que trabaja Schimpf, las operaciones se concentran en la liberación de líneas de media tensión, ya que para intervenir en líneas superiores (alturas superiores a los 20 metros) se precisan otros equipos. “Trabajamos con cableado de entre 13 mil y 33 mil voltios, eso significa alturas de entre los 10 y los 12 metros, generalmente en la trama urbana, pero a veces (un 20% de los casos) puede ser en ámbitos rurales”, explicó.

En relación a la Ley del Árbol, dijo que una gran dificultad es que los municipios casi no conocen la normativa y se manejan con viejos paradigmas. “Lo noto en localidades aledañas a Rosario, no han leído la ley y siguen hablando de época de poda y eso ya no existe más”. 

“Cada municipio debería tener un plan y presentarlo ante el ministerio. Deben especificar su plan anual de arbolado, tiene que hacerse un censo y decidir qué se va a plantar. Todo eso tiene que estar rubricado con la firma de un profesional ingeniero agrónomo o forestal”, enfatizó.

Trabajo fino 

La ingeniera agrónoma detalló que desde la EPE se brinda una tabla con la clasificación de los tipos de cortes que se hacen en determinadas especies, siempre hablando de escamonda (el trabajo sobre la parte aérea del árbol) y no de poda, que incluye intervenciones en la raíz.

“Nosotros sólo hacemos escamonda y básicamente intervenimos en la parte superior del ejemplar para liberar eventuales peligros. Debemos mantener un área de seguridad que depende de las líneas”, subrayó, para detallar que en algunas especies de crecimiento rápido como álamos o sauces se trabaja de manera más intensiva. 

Las técnicas han cambiado y se han perfeccionado con el correr del tiempo. Antes se hacía una apertura de copa y se podaban las ramas más cercanas a la línea eléctrica, pero eso generaba desbalances en el árbol. Para llevar adelante el trabajo de manera profesional es necesario un ingeniero agrónomo que pueda aplicar conocimientos en el terreno.

“Ahora se trabaja en línea recta, para que el árbol no quede abierto ni desproporcionado ni desbalanceado. Hace falta que estructuralmente quede estético, pero no caído ni desprolijo”, detalló. Las intervenciones, además, deben ser rápidas y son siempre contrarreloj. “En el momento de trabajar son cuatro o cinco horas durante las cuáles hay que intentar ser productivos y cuidadosos con el arbolado, no podar por podar. Por eso se busca un ingeniero agrónomo, para que se haga un trabajo que no dañe tanto al árbol y que no quede desbalanceado”, sintetizó.

La importancia del conocimiento

Todavía falta mucho compromiso por parte de municipios y comunas en relación al cuidado del arbolado público. Así lo estimó Schimpf, quien relató que muchas veces los vecinos plantan especies poco recomendadas. “Lo ideal sería que no se planten árboles bajo las líneas o al menos hacerlo con especies más chicas, pero es difícil encontrar un equilibrio ya que casi no hay árboles que puedan al mismo tiempo dar sombra y no afectar al servicio público”.

Para la profesional uno de los problemas es que la enorme mayoría de los municipios no hacen tareas de mantenimiento del arbolado público. “Casi no existe eso, es muy raro, casi no se ve, no tienen recursos, herramientas ni gente capacitada. Sólo se hace una poda tipo jardinería, pero todo se demora mucho”, explicó la experta, para quien hacer un buen trabajo de mantenimiento es necesario para mantener a los ejemplares más jóvenes y fomentar su crecimiento.

Sin embargo, la realidad marca otra cosa: “este trabajo preventivo se hace en muy pocos casos y casi siempre guiado por los reclamos de los vecinos. A lo sumo se hacen extracciones o por obras o por cocheras o porque interfieren con servicios de provisión de luz o agua”, argumentó. 

Agrónomos en la EPE, una “rareza”

Estefanía Saucedo es ingeniera agrónoma y trabaja en la asesoría agronómica Rosario de la Empresa Provincial de la Energía. “La función agrónoma dentro de la EPE es algo extraña, lo que hacemos es una asesoría o una intermediación entre la Empresa y aquellas firmas encargadas de realizar las tareas en el terreno”, dijo.

Esto incluye, por ejemplo, cotizar eventuales daños en cultivos o barbechos si algo se daña cuando se producen arreglos de columnas de electricidad en campos destinados a desarrollos agropecuarios. También llevar adelante las contrataciones y los controles de las empresas que realizan las tareas de poda en las líneas de media tensión.

“Nos dedicamos a las contrataciones y a llevar adelante diferentes tipos de gestiones y certificaciones para que las contratistas cobren por su trabajo. Además, durante el proceso licitatorio les exigimos a esas contratistas contar con un ingeniero agrónomo para que lleve adelante las tareas de poda y escamonda y siga los requisitos del pliego en el cual la EPE detalla las especificaciones de esos trabajos” explicó Saucedo.

Desde ese sector de la EPE también están a cargo de controlar los trabajos de poda una vez hechos: “vamos y controlamos qué se hizo y si las líneas eléctricas fueron bien despejadas”, sintetizó la experta, que está a cargo de las sucursales del sur de la provincia de Santa Fe.

“En definitiva nuestra función principal es la asesoría y las gestiones de poda para las líneas de media tensión, somos intermediarios entre la EPE y las contratistas. Además, ayudamos a municipios y comunas con eso”, concluyó.

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