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Ganadería: un negocio donde la estabilidad compensa la baja rentabilidad

En escenarios económicos y climáticos cambiantes, la ganadería ofrece un piso más sólido que otros sectores.

En el mar de dificultades de un año complicado desde lo económico, lo sanitario y lo climático, la ganadería logra mostrar respuestas interesantes que la ubican como un sector que permite mantener cierta estabilidad a costa de sacrificar ganancias extraordinarias. Eso explica el ingeniero agrónomo Gonzalo Pijuán, productor ganadero tanto en el sur como en el norte de la provincia y con activa participación en la vida institucional del Ciasfe. 

En diálogo con Agrovision, repasó cómo es trabajar en un año de pandemia y sequía, explicó los movimientos de mercado y marcó la escasa demanda de ingenieros agrónomos que hay en el sector para pensar enfoques sistémicos.

Ing. Agr. Gonzalo Pijuán

¿Cómo se desarrolló la actividad este año de pandemia y crisis?

En el marco de la pandemia la actividad fue sostenida, la continuamos de forma permanente ya que vivimos en el campo y trabajo con dos empleados más. Nosotros no discontinuamos nada por la sencilla razón que los animales requieren cuidado constante y eso hace imposible detener el trabajo. En cuanto a lo comercial nosotros nos dedicamos a distintos productos, hacemos ganadería de ciclo completo y terminamos los novillos con destinos de exportación, hacemos algo de hembras y para consumo algo se vende, como reproductores tanto hembras como toros. Algo se complicó el novillo de exportación durante los primeros meses de cuarentena, hasta junio aproximadamente, pero pudimos vender temprano lo que teníamos y luego el ciclo productivo ya nos permitió no tener animales a la venta en ese período. 

Pudieron escapar al efecto del cierre de fronteras…

Exacto, cuando tuvimos la camada siguiente ya estaba el mercado abierto. Al principio se había cortado lo que exportamos a China y a Europa porque esas economías estuvieron cerradas y se cayó el consumo, fueron barreras que impidieron el intercambio normal de mercadería y también se vio afectada la cuestión logística, ya que había muy pocos barcos con contenedores con frío y casi ni llegaban hasta acá. Pero en el tema carnes eso se fue normalizando y ahora ya está todo activo, incluso hoy una de las mayores atracciones del negocio es la exportación.

¿Cómo se están moviendo la exportación y el mercado interno?

En primer lugar, China se recuperó rápido de la pandemia en relación a otros mercados y empezó a demandar mucho. Con la cuestión de la peste porcina tiene una demanda importante de carne del exterior y está comprando mucho. Europa también se reactivó, no con grandes valores, pero se mueven cortes. El mercado interno en cambio está muy deprimido, un poco por la pandemia y otro poco por la cuestión económica. Todo eso hace que las exportaciones competitivamente sean mejores o tengan más oportunidades que el consumo interno, que tiene muchos vaivenes además en función de la oferta que haya. Hubo algunos momentos firmes durante la pandemia pero estas últimas semanas se cayó un poco, tal vez porque hay más oferta y coinciden con la zafra de los terneros que se destetaron en marzo y abril, entraron al engorde de feedlot hace 100 días y ahora están saliendo. Hay bastante oferta y además hay poca plata.

¿Cómo afectan los saltos del dólar al negocio?

Para hacer exportación hay que estar bien preparados, hay que tener una buena producción bien manejada y para lo que es novillo (que hay que hacer pesados con cría y terminación) hay que estar afianzados, no es una decisión que se toma de un día para otro. La inestabilidad del dólar afecta a la economía en general y entonces te afecta a vos en tu negocio, por ejemplo, hace tres meses que los distribuidores de alambre no tienen stock, entonces vos querés invertir en un alambrado o en un boyero y no lo podés hacer. También afecta a todo lo que tenga retenciones, y está la cuestión de los insumos dolarizados que terminan aumentando tu costo de producción. Eso se ve en los productos de suplemento nutricional, en veterinaria y ni hablar en agroinsumos como semillas, agroquímicos o fertilizantes. Todo eso va atado al dólar.

¿Se compensa esa suba de gastos con la posibilidad de exportar?

Hoy el negocio es bueno, o en todo caso más competitivo que antes, gracias a la exportación y a sus precios. Aun así no se llega a compensar a veces la suba de los insumos en dólares sólo por exportar. Este es un negocio con rentabilidad baja, es un negocio seguro, pero con baja rentabilidad, eso es histórico. Nosotros tratamos de no guardarnos nada, lo que se saca es para vivir y reinvertir y hacer mejoras. Digamos que el plus va todo a invertir en el propio campo. Es un negocio que te brinda más estabilidad que riqueza. Tenemos dos explotaciones, una en el norte de Santa Fe donde hacemos ganadería más extensiva, y la otra en el límite con Córdoba en la zona de Marcos Juárez, en plena zona centro, donde tenemos sistemas más intensivos. Es muy diferente trabajar en el norte y en el sur, el valor de los campos marca esa diferencia también. En los departamentos del norte hay muchísimo por hacer, pero como el negocio no es tan rentable es poco atractiva para los inversores.

¿Cómo vienen impactando las cuestiones climáticas en el sector?

Este año, si bien lo estamos llevando bien y no tenemos graves problemas, nos aparecieron problemas que en otros años normales no hay, sobre todo en el forraje para animales donde no sólo se notó la poca lluvia sino también el frío porque hubo muchas heladas sobre pastos naturales. No llovió lo suficiente como para que mejore eso, pero la vamos llevando adelante con reservas. Es un año complicado también para los cultivos, si bien no hacemos de invierno se ve que el trigo está sufriendo la seca y las heladas, están muy dañados los campos en general.

¿Hay estrategias para enfrentar esta mayor variabilidad climática?

Con el sistema mixto que tenemos, la ganadería nos da una cintura para combatir esto, o al menos para abrir el paraguas ante este cambio de clima. Si se hace solo agricultura es un poco más arriesgado el rendimiento, pero la ganadería es una buena alternativa para ser productivos ante esta creciente variabilidad climática, te otorga cierta estabilidad. Además hacemos cultivos agrícolas por rotación, así que tenemos diversificación. Al sistema pastoril lo tenemos estabilizado, es fundamental eso y la ganadería para poder prescindir de los cultivos cuando aparece algún período crítico. Siempre se habla de poder diversificar como una buena estrategia, si tenés heterogeneidad y variabilidad podés enfrentar mejor algo inmanejable como el clima. Mayor diversificación te ayuda a contrarrestar tanto los efectos negativos del clima como de la economía.

¿Cuán atractiva es la ganadería como ventana laboral para los ingenieros agrónomos?

Creo que el ingeniero que se recibe busca la primer posibilidad laboral que se le presenta, y la mayoría están más en lo comercial-agrícola que en lo ganadero. Creo que en ganadería profesionalmente tenemos un gran potencial por desarrollar pero queda mucho por hacer aún, desde que se habiliten fitosanitarios para control de malezas en pasturas a mejoramiento genético, pasando por manejo sistémico de los establecimientos ganaderos en general. Va en dos sentidos esta falencia: por una parte, el productor ganadero no busca el asesoramiento para mejorar sus sistemas de producción, y por otra parte el profesional no se siente tan seducido por la ganadería, creo que falta hacer mucho todavía en ese sentido.

¿A qué adjudica esa falencia? 

Por una parte, desde los productores no hay demanda de ingenieros agrónomos para cuestiones ganaderas, y creo que tampoco la hay o que también falta para los sistemas agrícolas. Ahora que está de moda la palabra protocolo todo esta protocolizado. Se sabe qué hay que sembrar, cuándo hacerlo y cuánto aplicar de cada producto, pero creo que falta que haya un manejo de sistema en los establecimientos productivos y a ese enfoque lo brinda un profesional. Eso es lo que falta al menos en la ganadería. Lo que falta desarrollar en ganadería tiene que ver con tecnologías de procesos y eso es conocimiento, y mucho de eso es lo que tenemos los ingenieros agrónomos. Al ser la actividad muy poco rentable, esto no lleva tanto a que el productor se preocupe por mejorar, ni al profesional a tratar de ocupar de ese nicho. Queda mucho para hacer y muchas tecnologías por desarrollar. Si hay un nicho más atractivo que se comparte con los veterinarios que es el de la nutrición, ahí el productor confía más en los sistemas intensivos y busca invertir en insumos y asesoramiento. En esa rama hay para desarrollarse porque es una actividad que requiere mucho conocimiento.

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