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Legumbres, una oportunidad laboral y comercial a la vuelta de la esquina

Santa Fe es una gran productora de lentejas y arvejas, cultivos que pueden ofrecer una excelente ventana laboral para los ingenieros agrónomos.

José Leone y Sergio Dipego

La producción de legumbres en Argentina tiene todo el futuro por delante. Con una demanda mundial en aumento y un muy bajo consumo interno (apenas 800 gramos por persona por año, contra 8 kilos a nivel internacional) arvejas, garbanzos, lentejas y porotos tienen aún un interesante camino por recorrer. José Leone es ingeniero agrónomo y su área de trabajo está en el sur de Rosario, con eje en las localidades de Uranga y Coronel Domínguez. Allí están radicadas grandes empresas de producción, procesamiento y envasado de legumbres (lentejas y arvejas) como Elio y La Abadía, a las que Leone asesora. En diálogo con Agrovisión, el profesional contó los detalles sobre un sector poco conocido con un enorme potencial.

¿Cómo comenzó a trabajar en el rubro de las legumbres?

En la zona del sur de la provincia de Santa Fe y algo del norte de Buenos Aires hay una franja territorial que va desde San Lorenzo a San Nicolas costeando el río Paraná de un ancho de unos 70 kilómetros, y es en esa zona donde se hace lenteja y arveja. Allí sembró mi abuelo y también mi papá, y nosotros seguimos con la tradición de la lenteja, que es lo que más se hace porque si bien su producción es medio errática porque es muy sensible a las heladas y a la sequía y a veces no prende, es relativamente fácil hacer una buena cosecha. En eso estamos, en mi caso es algo familiar porque estaba en la facultad y ya sembraba algunos pedacitos de campo con lenteja para tener unos pesos. Ahora también asesoro a empresas grandes que se dedican a eso.

A grandes rasgos, ¿cuáles son los números de este tipo de producción?

La producción ronda las 40 mil o 50 mil hectáreas al año en Argentina, y de eso el 90% está en Santa Fe. Hasta hace un tiempo se hacía bastante en Salta pero ahora cada vez menos, se está haciendo muy poco. También se extendió para el norte de Santa Fe, en la zona de San Justo y Crespo donde hay algunos lotes. 

¿Es un cultivo que ha sumado tecnología en los últimos años?

En la facultad de Agrarias están trabajando con dos o tres variedades de arvejas nuevas que están probando, pero aún no han salido cantidades suficientes como para sembrar lotes grandes o hacer producción a campo, pero se viene mejorando. Ya hay variedades seleccionadas, pero no como para una producción a gran escala. También se está trabajando en el Inta de Arroyo Seco con Gabriel Prieto a la cabeza con algunos materiales que se han traído desde Canadá y se están tratando de adaptar a esta zona de Argentina, pero por ahora seguimos usando las semillas que tenemos y que multiplicamos año tras año, haciendo una selección a grandes rasgos. Del mejor lote guardamos para semillas, acá no hay nada transgénico, estamos muy lejos de eso.

¿Cuáles son las principales características del negocio?

El cultivo de lentejas tiene un nicho bien definido que cierra para el productor que tiene su sembradora, su cosechadora y su máquina para aplicaciones. Si puede además usar la semilla del año anterior, los agroquímicos que lleva son pocos, se usa un aporte de fósforo y hay que hacer el cuidado cuando está en flor la planta, algo que no es costoso. Entonces, dentro de este esquema de producción, se puede sembrar y producir tranquilo. En el caso de un productor que terceriza eso y no tiene semilla, el esquema se vuelve más costoso.

¿Cómo los viene tratando el clima?

Es un cultivo que en los primeros meses, que son agosto y septiembre, necesita lluvias periódicas que no pasen los 15 milímetros. Ya cuando llega a floración hacia finales de septiembre necesita poca lluvia y que no haya helada. Digamos que entre las lluvias y la baja temperatura se trata de un cultivo que es muy sensible y muchas veces se pierde mucho. Una helada que en el trigo no afecta nada, en la lenteja el rinde puede bajar a la mitad. Por falta o por exceso el agua puede ser un problema, y es un poco lo que vino pasando los últimos 7 u 8 años con excepción de 2021, cuando tuvimos una muy buena temporada de lentejas.

¿Cómo puede describir al mercado para el cultivo?

En estos últimos 8 años, en promedio, se han consumido a nivel interno entre las 20 y las 30 mil toneladas anuales, a veces en años con problemas de clima no se llega a esa producción y ahí se importa de Canadá. Este año la cosecha es muy buena, con un rinde promedio estimado en unos 2.000 kilos por hectáreas, en una superficie estimada de alrededor de 50 mil hectáreas. Eso nos da unas 100 mil toneladas, de las cuales 25 son para el mercado interno. A nivel exportación hay que competir con Canadá y el precio es bueno en dólares, pero como tenemos el dólar oficial no es excelente. Aun sin retenciones, los diferentes tipos de cambio nos perjudican mucho. 

¿Cuáles son los compradores internacionales?

El país que compra bastante es Chile, siempre en relación a la lenteja. La arveja tiene más mercado en España y se están haciendo algunas promociones en Brasil y Uruguay, todavía sin resultados concretos. Acá, en el sur de Santa Fe, tenemos uno de los mejores lugares para la producción, aparte del suelo tenemos productores que conocen bien la forma y el manejo para hacer lentejas, está ese conocimiento que es clave.

¿Se puede potenciar más el cultivo?

Queda todavía un camino largo por recorrer, el consumo de lenteja en Argentina es muy bajo, aunque se ha probado hacer cosas con como turrones, budines, ensaladas o guisos, y en todos esos casos funciona muy bien. En la Fiesta de la Legumbre que se hizo estos últimos tres años en Coronel Domínguez se probaron estos alimentos con lentejas pero después no los vimos más, sin duda falta promoción. Las legumbres tienen un doble valor porque son además una muy buena opción para el productor que puede hacer soja sobre legumbres de primera, viene muy bien y es también un muy buen antecesor para el maíz, ya que ahí queda un nicho que no lo tiene cualquier cereal. Esa rotación se está haciendo mucho, maíz sobre lenteja o arveja. En siembra se avanzó un montón, hay máquinas que trabajan muy bien y en relación a las aplicaciones también, hay muy buena tecnología con mapeos de GPS y dosis variables, se avanzó mucho. Lo mismo para la cosecha, el grano ya no sale partido ni con daños mecánicos.

¿Trabajar con legumbres puede ser una buena ventana laboral para los ingenieros agrónomos?

En agronomía tendríamos que estudiar aún más sobre estos cultivos, es muy factible como producción y sería bueno incentivar a los colegas a que trabajen con legumbres porque hay muy pocos que lo hacen y realmente en la formación a veces se le presta más importancia a cualquier desarrollo de horticultura, menos a la lenteja y a la arveja. Acá en la zona hay muy buenas opciones a pesar de que ahora tenemos un desastre de sequía.

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