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El maíz, el abanderado de la campaña 2021/22

Precios, clima y macroeconomía marcan el ritmo de la campaña agrícola 2021/22.

La gran noticia de esta campaña es que el maíz aumentó su superficie sembrada entre un 10 y 15% en la región núcleo, respecto de la campaña anterior, y que la soja retrocedió. También que las lluvias de noviembre llegaron justo a tiempo para salvar los rindes del trigo y todo indicaría que habrá producción récord del cereal en la región centro. El clima es uno de los temas que desvela a los productores agropecuarios habitualmente y este año los tiene en jaque, ya que la escasez de agua de la campaña anterior se siente en la falta de reserva en aguas subterráneas. En este contexto, el manejo de los cultivos requiere nuevas miradas y un accionar diferente.

Además, este año los productores agropecuarios tienen que estar más que atentos a los vaivenes del mercado financiero y los altibajos que llegaron con la pandemia. Fernando Botta, socio gerente de Agrobrokers SRL, se refirió el alto grado de incertidumbre que se vive en esta campaña. “Si bien los precios son buenos y las perspectivas también, las incertidumbres son grandes porque las condiciones monetarias a nivel mundial han sido muy expansivas y todavía nadie sabe muy bien cómo va a seguir la historia de la Reserva Federal de Estados Unidos y su nivel de tasa. Aunque todos esperan que suba, el tema es saber a qué nivel va a subir. Una suba de tasas no muy fuerte no sería un problema para los commodities, una suba de tasas al estilo Paul Volcker (director de la Reserva Federal durante las presidencias de Jimmy Carter y Ronald Reagan, desde agosto de 1979 hasta agosto de 1987) ya es otra cosa. Tenés el Covid en el medio y todas las nuevas restricciones y en la Argentina tenés otro mar de incertidumbre ya que en este país no se sabe a cuánto puede cotizar el dólar y qué nivel de brecha cambiaria puede ser en la que termines operando.  Es un panorama un poco difícil de manejar porque hay algunas variables que no se pueden controlar”, detalló el especialista en mercados granarios sobre esta particular campaña.

Números finos

Si bien este año productivo parecía que iba a arrancar mal ya que la falta de agua amenazó al trigo, finalmente la situación fue favorable. Según estimaciones de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), el área sembrada con este cereal en este ciclo llegó a 6,9 millones de hectáreas, contra 6,5 millones del período anterior, mientras que el rinde promedio se ubica en 31 quintales por hectárea contra 28,6 de la campaña 20/21. La producción se ubicaría en 20,4 millones de toneladas, superior a los 17 millones últimos.

Cristián Russo, Jefe de la Guía Estratégica para el Agro (GEA) de la Bolsa, recordó que el productor agropecuario tiene muy presente el desastre productivo que pudo haber sido la campaña anterior y destacó que si no llegaban las lluvias de enero, se hubiera registrado “un desastre productivo muy grande, con rindes de desastre”.

“Hay mucha preocupación por la falta de agua y tenemos el primer round ganado con el trigo. Estamos con esta sorpresa de que se fertilizo muchísimo y por eso ajustamos los rindes. En Santa Fe estábamos pensando en 35 quintales y ahora estamos ajustando a 45. Estamos hablando de una producción récord”, subrayó Russo.

El clima bajo la lupa

El experto consideró que “el principal problema es que venimos de una Niña del año pasado y este año también vamos a tener una Niña”. En ese sentido, señaló que esa situación es un problema porque revisando las estadísticas se observa que los peores rindes son cuando pasa eso. “De eso tenemos miedo en Argentina. Lo que está pasando es bueno y no tan bueno. Dentro de todo estamos terminando noviembre muy bien y hay lugares con lluvias de más de 160 milímetros (mm), también hay lugares con entre 40 y 80 mm, pero en la región hubo lluvias muy importantes en noviembre, y nos sirve para cambiar el escenario en el que veníamos. En el primer metro o incluso en el segundo estamos mejor que el año pasado, pero el año pasado teníamos napas y eso este año no lo tenemos”, detalló Russo sobre el estado actual, al tiempo que agregó que “las napas amortiguan cuando hay más de 15 días sin lluvias”.

El año pasado las napas estaban muy disponibles para los cultivos y Russo resaltó que esa fue otra de las defensas que permitió no caer en ese escenario de desastre, pero advirtió: “este año no lo tenemos. Con el fantasma de no tener reservas en aguas subterráneas tenemos un noviembre que nos da otra capacidad para encarar diciembre y enero, los meses más temidos”.

Frente a esta realidad climática, el analista de la BCR resaltó que con los ingenieros agrónomos siempre charlan sobre “cómo te acomodas en un año con falta de agua que te pega no solo en enero, sino también en febrero”.  También el debate pasa por cómo se tendría que haber sembrado el año pasado “para zafar de la falta de agua de fin de febrero o marzo”, pero eso no es tan fácil.  

Más y mejor manejo

“Siempre nos preparábamos para tener un manejo en el que la falta de agua fuera entre diciembre y enero y sobre todo en enero, y ahora la falta de agua se está teniendo en febrero.  Esto fue lo que pasó los últimos años y te cambia todo. Hay fechas muy tempranas de soja y funcionaron muy bien, pero son extremadamente tempranas o las muy tardías. Estamos un poco desorientados y también con el maíz que se comporta un poco mejor, en diciembre y enero con menos agua vemos que el cultivo responde mucho mejor que 5 o 10 años atrás”, detalló. 

Russo dijo que la clave del manejo de los cultivos está en que “hay mucha genética y mucha tecnología”. y consideró que “la respuesta de cómo encarar esta complicación está en el maíz” y dijo que a diferencia de otros años en que “era todo lo contrario y cada vez que había una sequía nos íbamos corriendo más soja”. Así, con la complejidad del cambio climático y de que “las estadísticas de las lluvias se cumplen cada vez menos”, propuso encarar la campaña preparándose lo mejor posible. 

La sorpresa del maíz

Esta campaña se desarrolla con una gran novedad. El maíz aumentó su superficie sembrada entre un 10 y 15%, respecto de la campaña anterior, y la soja retrocedió. En maíz -según las estimaciones de la entidad rosarina- se prevé que se alcancen 7,9 millones de hectáreas sembradas, mientras que la campaña 2020/21 se ubicó en 7,3 millones de hectáreas, con un rinde promedio de 81,8 quintales y una producción de 52 millones de toneladas. La soja, por su parte, durante este ciclo bajó a 16,2 millones de hectáreas, mientras que el ciclo anterior estuvo en 16,9 millones, llegó a un rinde promedio de 27,7 quintales por hectárea y se alcanzó una producción de 45 millones de toneladas.

“La gran noticia de este año es que el maíz fue el abanderado de la campaña. En la región núcleo vemos un aumento del maíz entre el 10 y el 15% y un retroceso muy importante de la soja. En la región se estaban haciendo entre 5 y 6 millones de hectáreas de soja y hoy estamos en 4 millones. Sin embargo, hay una gran incógnita y es que pasará el año que viene por la suba que registraron los fertilizantes. Se está estimando que va a durar los próximos seis meses y este crecimiento que notamos en trigo y el maíz en área me parece que va a ser el último año”, precisó Russo, para señalar que los cultivos “se estaban haciendo con la mejor tecnología de los últimos 10 años y ahora vamos a tener que dar vuelta las cartas y reacomodarnos”. 

Desde la BCR recordaron que en los seis últimos años, no solo casi se triplicó el área triguera, si no que cambió drásticamente la estrategia productiva y el manejo. Y este año, con fertilización récord, hay rindes récords en el centro y sur de Santa Fe. Aunque los especialistas advierten que todo puede cambiar en las próximas campañas por el alto incremento de los insumos.

“Ahora no estarían cerrando el costo de los fertilizantes. El trigo se hizo con una relación muy distinta y por eso se fertilizó mucho, ahora estamos en el lado opuesto. Hay que ver los números, pero estimamos que no se va a poder repetir lo que se hizo este año. Eso es un gran problema. Este año estamos hablando de una producción récord que va a ser muy importante para la región, un éxito fantástico y para fin de año en Argentina va a terminar con 21 millones de toneladas de trigo en región núcleo y en total 71 millones, frente al récord anterior de 69 millones”, detalló el Jefe de la Guía Estratégica para el Agro. 

El ritmo del mercado

Botta, socio gerente Agrobrokers, reseñó por su parte que el escenario internacional tiende a ser bueno por varias razones. “El año que viene va a ser un año de muy buenas producciones, se están empezando a incrementar los stocks finales de casi todos los granos, con lo cual si hubiera un impacto climático negativo eso impulsaría otra vez los precios. Por el otro lado tenés el paquete de comodities que quizás no esté del todo reacomodando las nuevas condiciones de oferta monetaria, casi todos los países han emitido moneda y por lo tanto probablemente hay una inflación de comodities todavía dando vuelta. En principio, de acá a febrero vemos una recuperación del precio de los commodities, o por lo menos han encontrado un piso hasta que se defina la nueva campaña”, detalló. 

Botta advirtió hay un escenario de precios que podría ser estable e interesante para el productor agropecuario.  “No me imagino una gran destrucción del precio de los commodities si no pasara algo que no estamos viendo, como que aparezca un Paul Volcker que quiera parar la inflación mundial con tasas de interés arriba del 4 o 5%. Eso sí sería un golpe importante para los commodities”, apuntó. 

En este marco, y teniendo en cuenta que esta campaña los precios de los granos no son malos, Botta señaló que la capacidad de compra e inversión del productor no se encuentra en niveles tan buenos. “Hoy un productor de 100 hectáreas de trigo que sacó 45 quintales por hectárea y los vendió a u$s240 tiene un margen bruto en pesos que le da $37.000 por hectárea o 3.700.000 las 100 hectáreas. Si lo divides por 12 o por 10 para hacerlo más fácil, un productor solo con trigo tiene un ingreso o puede vivir con $370.000 por mes. Se podría decir qué bueno, pero cuando lo medís en términos de inversión a dólares billetes eso no llega a u$s15.000 y con eso hoy no compras ni media camioneta”, indicó.

Sobre la comercialización de la campaña Botta dijo que “por el momento se ve mucha prudencia”, al menos con el trigo. “Hay una muy buena cantidad de ventas para tomar posiciones y ahora que llega la cosecha estamos viendo que se están cumpliendo los compromisos asumidos, pero el nivel de venta de los contratos no es demasiado. En el resto de los productos vemos bastante cautela. Si hay un posicionamiento de los productos por el maíz que está mostrando buenos precios para la campaña nueva y además vemos que va a ser una cosecha de muy buen volumen. Acertadamente se están tomando posiciones para defender los precios de la campaña nueva”, detalló y agregó que se están utilizando mucho los contratos forward y Call para cubrirse al alza, “que han dado muy buenos resultados”. 

En soja está más tranquilo todo, se está evaluando la evolución de la cosecha sudamericana y la nueva campaña de Estados Unidos, explicó.  

“Es un año con un entorno complejo, tenés que jugar con un dólar oficial que está muy controlado, un dólar libre con una brecha alta, algunos creen que no se va a mover mucho más y otros sí, y ahí tenés una herramienta que te agrega ruido a tu sistema. Si el dólar oficial se queda quieto y la brecha cambiaria sigue subiendo los ingresos reales caen. Eso agrega un factor de presión. El otro factor es que crece el precio de los insumos, cuando tenés poca disponibilidad de dólar oficial los insumos empiezan a ajustar a dólar libre, y suben. En fertilizantes hay un problema a nivel mundial. Tenés una combinación compleja”, resumió Botta sobre el devenir de la campaña granaria 2021/22. 

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