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Caminos sustentables: otra mirada para el mantenimiento de las rutas rurales

 La extensa red de caminos rurales puede gestionarse con criterios innovadores. El Ciasfe firmó un convenio que abre oportunidades.

 

Argentina cuenta con más de medio millón de kilómetros de caminos rurales, de los cuáles la mitad se reparte entre las cuatro provincias de la Pampa Húmeda y 66 mil kilómetros corresponden a Santa Fe, la mayoría de ellos a pequeñas comunas. Su gestión y mantenimiento, muchas veces en el ojo de la tormenta, puede convertirse en una ventana laboral para los ingenieros agrónomos bajo un paradigma innovador que incluye criterios de sustentabilidad y una mirada estratégica, hasta ahora poco tenida en cuenta.

Con la idea de avanzar en la gestión conjunta de los caminos rurales desde un enfoque respetuoso con el ambiente y que garantice mejores condiciones de tránsito, el Colegio de Ingenieros Agrónomos de Santa Fe (Ciasfe) firmó un convenio con la Asociación Argentina de Caminos Rurales Sustentables (Aacrus). 

Otra forma de pensar los caminos

“El sesgo del agrónomo es pensar del alambrado para adentro y creemos que hay que revertir eso para ir hacia una mirada integral y estratégica que incluya todo el ambiente, y por supuesto también a los caminos rurales”. Daniel Costa es ingeniero agrónomo, preside la Aaacrus y comparte esa visión con Ricardo Biani, el presidente del Ciasfe, quien destacó la importancia del convenio de colaboración “con una organización que viene trabajando en la conservación de los caminos rurales con una visión novedosa, innovadora y ambientalmente sustentable”. “En este paradigma la participación de los ingenieros agrónomos puede convertirse en un espacio de trabajo importante y en una vía de desarrollo profesional. Hay que vincular las partes y empezar a entender que la frontera de nuestro trabajo no es el alambrado, sino que tenemos que intervenir en todos los espacios y este es un muy buen ejemplo de esto”, sintetizó.

Mirada estratégica

¿Qué significa la gestión sustentable de los caminos rurales? Ante todo, un cambio radical en la mirada: mientras que el sistema de manejo convencional, basado en remociones frecuentes, genera erosión (ya que el agua y el viento encuentran suelos desnudos y removidos), el manejo sustentable está anclado en cobertura vegetal (bioasfalto) con cortes esporádicos de pasto en banquinas y cunetas. A eso se le suman correcciones puntuales de huellas y agregado de materiales para la estabilización de baches y bajos. Las veredas (el espacio existente entre las cunetas y los alambrados) son transformadas en corredores de vegetación espontánea con el objetivo de conservar la biodiversidad de vegetación y de insectos.

En opinión de Biani, esta falta de visión estratégica tiene que ver con que “siempre hay otra urgencia y es muy difícil planificar”. “Esto que queremos hacer con los caminos tendrá resultados visibles recién en algunos años. ¿Hay gente dispuesta a esperar ese plazo? Todos estamos en la urgencia y perdemos de vista los obetivos estratégicos”, razonó.

Una nueva ventana laboral

El paradigma de caminos sustentables significa, también, nuevas oportunidades laborales para los profesionales de la ingeniería agronómica. “El veedor que ya viene trabajando en el periurbano de una localidad o comuna podría ocuparse de los caminos comunales, ya que es alguien relacionado con los productores, con los operarios, con los proveedores y con los funcionarios de las áreas de obras públicas. En ese sentido, se podría incluir un módulo sobre caminos dentro de los cursos que toman los veedores” explicó Biani.

Para dar ese paso es necesario, en la previa, un cambio de visión. Así lo argumentó Daniel Costa, para quien hasta el momento la profesión tiende a ver todo “desde el alambrado hacia adentro”. “Nuestro mundo comienza cuando abrimos la tranquera, pero a partir de iniciativas como ésta nos damos cuenta que el campo es mucho más que eso, es todo lo circundante, el ambiente, todo lo que hace sinergia entre la producción, la biodiversidad y un servicio ambiental a la comunidad”.

Esto significa pasar a una forma de trabajo que deje atrás la mirada sesgada y se convierta en “una visión holística del manejo de un campo que implique mirar el alrededor”. Una vez dado el paso simbólico de “dejar atrás el límite de la tranquera” los profesionales descubrirán, en la opinión de Costa, que ese afuera no es muy diferente que el campo en cuanto a biodiversidad, captación de agua, espacios verdes, estabilidad y mejoramiento del sistema y control de erosión. “Si nos permitimos asomarnos, veremos que es obvio lo que estamos planteando”. 

Innovación y cuidado de los bienes comunes

Según Biani, es clave que los profesionales incorporen y prioricen una mirada de la ingeniería agronómica como disciplina encargada de gestionar los bienes comunes, en la cual los procesos productivos se realizan sobre estos bienes de todos los habitantes. “El suelo, aunque esté escriturado a nombre de alguien, es un bien común, así como lo es el agua y también los caminos rurales. Desde el Colegio queremos afianzar esta visión y la firma de este convenio en una excelente oportunidad para eso”. En primera instancia el Colegio apuntará a sensibilizar a los ingenieros agrónomos alrededor de este tema, al tiempo que se refuerza el vínculo institucional con el gobierno provincial que tiene un programa sobre caminos sustentables, para sumarle dinámica y participación de los profesionales. 

“La mayoría de los caminos rurales son de incumbencia de las comunas, por eso es clave la acción del ingeniero agrónomo que ya está unido al pueblo, a la cooperativa, al asesoramiento. Hay una cercanía que ya existe y que se puede potenciar” argumentó el presidente del Ciasfe, quien detalló que de los 66 mil kilómetros de caminos rurales que hay en Santa Fe, sólo 8.800 pertenecen a jurisdicción provincial. 

Un elefante en la sala

Es conocida la metáfora del elefante en la sala que nadie ve, como forma de ilustrar problemas grandes que pasan desapercibidos por sesgos culturales o falta de visión estratégica. Para Biani y Costa, eso ocurre con los caminos rurales: ocupan un lugar clave desde lo productivo y desde lo ambiental, pero (casi) nadie les presta atención. “Es un tema invisibilizado, de manera inexplicable”, coincidieron ambos. Costa fue incluso más allá al reconocer sus propias limitaciones, hasta que ese tema estalló frente a sus ojos: “yo hasta los 60 años miré los caminos rurales sin verlos, recién ahí empecé a pensar de otra manera. Era mi elefante en la sala, mi gorila invisible”.Poder cambiar los puntos de vista que parecen estáticos y conectar partes que no se detectaban mutuamente es, para Biani, una definición de innovación: “se trata de conectar puntos que parecían imposible de ser conectados. Hoy el conocimiento es un commoditie y cuando se pueden conectar dos cosas que se precisaban sin saberlo, ahí aparece la innovación. Ese es el sentido de este convenio”, resumió.

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