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Bioinsumos: una herramienta clave dentro del paradigma agroecológico

La transición hacia otro modo de producción más amigable con el ambiente incluye preparados de base biológica en vez de agroquímicos.

Con el ojo social puesto encima de los sistemas productivos tradicionales, muy atados a los paquetes de insumos químicos, cada vez más productores y técnicos buscan en la agroecología un camino para diferenciarse y ofrecer alimentos producidos de manera sustentable tanto desde lo económico y productivo como desde una mirada socioambiental.

Este proceso de transición agroecológica demanda, a su vez, otro tipo de insumos que no sean de base química, sino que tengan un origen biológico. Se trata de los bioinsumos, productos biológicos producidos por microorganismos o compuestos bioactivos que se aplican en la producción agroalimentaria, agroindustrial o agroenergética.

Se trata, en definitiva, de una práctica integral anclada en una tecnología de procesos que busca mejorar los suelos, los alimentos y achicar al mínimo la dependencia externa de los sistemas productivos químico-dependientes.

Esos fueron, en resumen, los temas centrales de la II Jornada Técnica sobre bioinsumos en la producción hortícola y extensiva que tuvo lugar hace algunas semanas en el Mercado de Productores de Rosario y que fue organizada por la Cámara Argentina de Bioinsumos (Cabio), la comuna de Soldini, la Fundación Santiago Crespo, el Ciasfe, el Mercado de Productores y la Municipalidad de Rosario.

El encuentro contó también con el auspicio de varias empresas que han comenzado a fabricar bioinsumos, como Agrobiológicos Nitrap; Rosario Diatomeas, Wayne Agro, HMA4 insumos biológicos; Agro Advance Technology; FFO; Mycophos y Worms. 

Jornada técnica

Ya existe una importante experiencia práctica en agroecología en Argentina, por lo que uno de los objetivos de la jornada fue compartir los buenos resultados conseguidos con la utilización de los insumos biológicos que ya fueron aprobados por el Senasa y que se comercializan en el mercado. 

El Ciasfe, a través de cursos de capacitación, cumple un papel importante al ampliar las competencias técnicas de los profesionales, lo que a su vez repercute en posibilidades laborales futuras. 

“El Colegio y la Fundación Santiago Crespo colaboran aportando en la formación de técnicos con esta temática y asesorando sobre el uso de productos biológicos”, señaló el ingeniero agrónomo Raúl Terrile, quien destacó la necesidad de que un ingeniero esté siempre presente durante las aplicaciones y asesorando a las empresas del rubro a modo de “ejercicio integral de la profesión”.

La comuna de Soldini es ejemplo de cómo puede encararse la transición hacia sistemas agroecológicos, ya que desde hace un tiempo apuesta a modos de producción sustentables en los cuáles el estado comunal tiene un rol clave en la fijación de metas. “Ser sustentables en los productivo significa serlo en lo social y lo ambiental. Esto empezó como una política desde el Estado y hoy es muy importante que el privado se sume e invierta para que el proceso sea más fuerte” resumió Alejandro Luciani, el jefe comunal de esa localidad ubicada en los alrededores del Gran Rosario.

Por su parte Gustavo Suleta, el gerente del Mercado de Productores, afirmó que “no hay dudas de que los bioinsumos son el futuro” al tiempo que avisó sobre la falta de oferta para atender una demanda que no para de crecer en la producción de verduras y hortalizas.

Hacia un nuevo paradigma

Las problemáticas productivas, ambientales y sociales que ha dejado a su paso el modelo convencional han sido estudiadas por numerosos académicos e investigadores de instituciones públicas. Ante esto, el modelo de base agroecológica busca aportar sustentabilidad y configurarse como una respuesta a la creciente demanda social de alimentos sanos producidos de manera amigable con el ambiente.

La producción agroecológica se basa en el manejo integral del sistema productivo teniendo en cuento no sólo la ecuación económica o de rindes, sino también las dimensiones sociales y ambientales.

Se trabaja con mecanismos biológicos de regeneración y regulación del ecosistema que buscan promover la fertilidad natural del suelo y la biodiversidad. En esta tecnología de procesos (prácticas de manejo) se reemplaza a los insumos químicos por biopreparados o bioinsumos.

De manera sintética, la transición agroecológica incluye las siguientes etapas: sustitución de insumos químicos por otros biológicos; mejora del suelo que resulta enriquecido por el agregado de materia orgánica; rediseño del paisaje productivo sobre el concepto de biodiversidad; y finalmente creación de nuevos vínculos entre productores y consumidores. 

Un camino por delante

Roberto Rapela es el presidente de la Cámara Argentina de Bioinsumos, una entidad muy joven que busca apoyar el desarrollo de un mercado que parece no tener techo en el cual los productores de la región tienen todo para ganar. “Estamos convencidos que los bioinsumos se van a ir imponiendo porque no hay otra solución para una producción amigable con el ambiente que no perjudique a la salud”, sintetizó. 

La Cámara se creó a instancia de una necesidad de los privados que comenzaron a incursionar en el terreno de la agroecología, un sector que desde el punto de vista comercial e institucional “todavía está poco representado y bastante invisibilizado en el país”, según el dirigente gremial.

“Falta promoción de los bioinsumos así como legislación, capacitación y extensión. Muestra de esto es que, hasta ahora, los bioinsumos se inscriben en Senasa junto con los agroquímicos, ni siquiera existe un sector específico” dijo Rapela, quien señaló que no existe capacitación en la currícula universitaria sobre este tipo de productos. En ese marco, señaló como muy positiva la firma de un convenio con la Universidad de Buenos Aires para armar una cátedra sobre bioinsumos. 

“Los desafíos que tenemos por delante todavía son muchos: hay que adecuar un marco regulatorio que es vetusto, promocionar políticas acordes, lograr que haya inversión para la promoción desde el estado y luchar contra un mercado reducido por el desconocimiento de los productos biológicos que todavía tienen los profesionales” explicó Rapela.

Experiencia estatal en Santa Fe

La provincia avanzó en los últimos años en un programa productivo de base agroecológica para los periurbanos, áreas de conflicto donde las prácticas convencionales con aplicación de agroquímicos confrontan con el pedido de los vecinos de disfruta de un ambiente sano.

El ingeniero agrónomo Agustín Mariatti formó parte del equipo que diseñó y puso en práctica un plan de biofábricas públicas para elaborar biopreparados que puedan ser utilizados en producciones agroecológicas. “Las biofábricas son centros de producción y experimentación de biopreparados a través de los cuales se busca transferir innovación tecnológica a agricultores en proceso de transición, disminuir el uso de productos químicos, mejorar la productividad y mitigar el impacto del cambio climático”, explicó.

Desde un punto de vista ambiental, a través de esta forma de producir se busca un uso racional de los bienes y servicios. Desde una perspectiva social, la idea es aprovechar las franjas de los periurbanos que en la actualidad quedaron ociosos o están en conflicto por las normativas que regulan las distancias de aplicación de agroquímicos.

Desde un punto de vista económico, según Mariatti se trata de una enorme oportunidad ya que, de la mano de consumidores cada vez más exigentes e informados, hay una demanda de productos ecológicos que va de manera ascendente.

Como sintetizó Raúl Terrile, “la producción de alimentos para las personas debe generar productos sanos y saludables que nutran y enriquezcan el desarrollo de la vida sin consecuencias para la salud”. Esto debe contemplar que el modelo propuesto sea productiva y económicamente viable, conserve los recursos naturales, preserve la integridad del ambiente y sea culturalmente aceptable.

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